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jueves, 18 de agosto de 2011

Investigan si medicinas en uso pueden emplearse para otras dolencias

Un equipo de científicos ha creado un programa informático para determinar si medicinas empleadas hasta ahora para tratar un mal determinado pueden emplearse para curar dolencias totalmente diferentes, según un estudio publicado hoy en la edición en línea de la revista Science Translational.

En el pasado ya había sucedido que por casualidad o incluso por accidente se descubrieron nuevos usos para fármacos que hasta entonces tenían otra misión.

Los médicos detectaron que los pacientes que tomaban medicinas con minoxidil, utilizada para el dolor de tórax, tenían como efecto secundario un crecimiento excesivo del cabello. Este compuesto se utiliza ahora principalmente para productos de crecimiento del pelo.

Lo mismo sucedió con otro popular medicamento, el Viagra, utilizado actualmente para la disfunción eréctil, y que inicialmente había sido desarrollado para tratar la hipertensión y otras dolencias de tórax.

Programa analiza medicamentos

El doctor Atul Butte, profesor asociado del Centro de Medicina de la Universidad de Standford, y su equipo han diseñado un programa informático con el que han analizado 100 enfermedades y 164 medicamentos basándose en el concepto de que los "opuestos se atraen" y han descubierto que algunos medicamentos ya en el mercado pueden ser una nueva solución para ciertas enfermedades.

Los científicos utilizaron los datos genéticos de las bases de datos del Centro Nacional de Biotecnología de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por su sigla en inglés) de EE.UU., que contiene los resultados de miles de estudios genómicos presentados por investigadores de todo el mundo.

Los catálogos de los archivos contienen información sobre los cambios de la actividad genética en diversas condiciones, por ejemplo en los tejidos enfermos o en respuesta a los medicamentos.

Los medicamentos hacen que algunos genes se "enciendan" y otros se "apaguen", por eso el programa informático creado por Butte y su equipo buscó a través de las miles de posibles combinaciones las enfermedades y los medicamentos cuyos patrones de expresión génica se anulan mutuamente.

Por ejemplo, si una enfermedad aumentó la actividad de ciertos genes, el programa trató de hacerlo coincidir con uno o más medicamentos que provocaron una disminución de la actividad de los genes.

Algunas de las coincidencias que marcó el programa ya se conocían, como la Prednisona -de uso para dolencias hepáticas, entre otras- para tratar la enfermedad de Crohn, lo cual avaló la validez de esta hipótesis.

Los investigadores se centraron en dos fármacos concretos: la Cimetidina, un medicamento anti-úlcera que se predijo combatiría cáncer de pulmón, inhibió células de tumor en ratones; y el fármaco antiepiléptico Topiramate, que auguraron que mejoraría la enfermedad inflamatoria intestinal, redujo el daño al tejido de colon en un ratón.

Los resultados sugieren que estos dos fármacos podrían ser reutilizados para tratar el cáncer de pulmón y la enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedades que según apuntan "requieren mejores terapias".

Sin embargo, Butte y su equipo enfatizan que no es una buena idea para pacientes el auto-tratamiento de cualquier enfermedad con medicamentos destinados para otro propósito.

El estudio indica que sacar un nuevo fármaco al mercado toma un promedio de 15 años y tiene un coste de 800 millones de dólares, por lo que la reutilización de productos ya aprobados aceleraría el proceso, al haber pasado ya las pruebas de control sanitario de las agencias como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) en EE.UU.



EFE

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